Historia del Archivo
El ser humano siempre ha tenido la necesidad de conservar y custodiaraquellos documentos o aquellos testimonios fehacientes de sus costumbre, modos de vida o fueros concernientes a su identidad colectiva, o simplemente de su interés personal con el fin de legitimizar sus privilegios y mantenerlas en la historia bien a modo probatorio, o bien a modo de recuerdo de generación en generación, evitando la pérdida de la memoria
Desde siglos el Archivo de Montoro siempre ha estado custodiado en el propio edificio consistorial. En un principio los documentos más relevantes se salvaguardaban en la llamada Arcas de tres llaves, donde se colocaban ordenadamente las actas capitulares, títulos de privilegios y libros de bienes de propios, entre otros. Por otro lado se almacenaban, también en grandes arcas de madera, los papeles relacionados con el Pósito de granos, Casa Alhóndiga, sanidad y rentas en cada una de las dependencias al efecto.
Según testimonios escritos en fuentes secundarias a fines del siglo XIX, concretamente en torno al año 1892, se cosen y encuadernan algunos tomos en pergamino por Diego de Osuna Vacas, se reunifica el archivo y pasa a custodiarse en la sala alta de las Casas Capitulares, en unas oficinas destinadas para tal objeto realizadas a modo de casetones de madera, las cuales fueron desmontadas en torno a 1970.
Con motivo de la Guerra Civil de 1936 el archivo queda en desuso y se salva de la destrucción patrimonial que se produjo tanto en el propio pueblo, como en pueblos aledaños. No obstante durante las hostilidades tiene lugar un hecho curioso del cual nos ha quedado un testimonio documental inédito para la historia general, el exilio del Ayuntamiento constitucional de Montoro a la vecina localidad de Cardeña, conservándose en dicha zona un libro de actas del Frente Popular que hoy en día se conserva en el Archivo Municipal de Montoro. Con lo cual de un mismo periodo tenemos las versiones y las decisiones de dos bandos enfrentados.
Tras la ofensiva se vendió casi una tonelada de papel viejo por el poder político local, desconociéndose lo que éste estimó como irrelevante para la historia y donde parece que desaparecieron, por ejemplo, series de censos entre 1890 a 1920. En ese mismo periodo, el Archivo pasa a depositarse en los sótanos del Hospital de Jesús Nazareno donde queda en el olvido hasta mediados de la década de los años ochenta, siendo esta desidia la que posiblemente ha ocasionado los daños más notables, significativos e irrecuperables en algunos documentos.
Del mismo modo en torno a 1964 el estado del archivo notarial era tan deplorable que el notario de aquel momento decide trasladar toda la documentación de Montoro y su partido (Montoro, Villafranca, Adamuz y Villa del Río) al Archivo Histórico Provincial de Córdoba, siendo esta comprendida entre 1525 a 1864.
A fines de 1984 el Ayuntamiento de Montoro, a través de su Concejalía de Cultura regida en aquel momento por Antonio Sánchez Villaverde, luchó para poner a buen recaudo todo el patrimonio documental que ha generado el pueblo desde hace más de 500 años. Por esta razón en primer lugar ofertó en 1985 una serie de becas para catalogar los fondos municipales, el fondo Antonio Rodríguez Luna (donado por el pintor tras su fallecimiento) y el cambio de ubicación de los sótanos del hospital de Jesús Nazareno a la Casa de la Cultura en la C/ Álvaro Pérez, 20 de Montoro.
Tras esta primera fase de traslado se concertó una segunda dedicada a la reorganización de fondos archivísticos, recayendo en esta ocasión dicha misión en Ana Verdú Peral, la cual consiguió ordenar las series que constituían el archivo. Por desgracia una vez catalogado e inventariado el fondo documental, el archivo volvió a quedar unos años sin plantilla de personal.
En 1998 los fondos volvieron a ser trasladados de lugar, pasando a situarse en los sótanos del antiguo Convento o Colegio de Niñas Educandas sito en Plaza de Jesús s/n. Desde su establecimiento aquí se han ido adecuando las instalaciones con compactos, planeros, desumidificadores y personal.
En el año 2003 tiene lugar el traslado del archivo notarial que residía en un habitáculo municipal colindante con la antigua Posada de San Rafael al Archivo Municipal de Montoro, recuperándose una parte documental de valor histórico incalculable. Aunque dichos fondos no son propiedad municipal sino del Colegio notarial, el Ayuntamiento tiene la obligatoriedad legal de dotar de un lugar adecuado para que los tomos sean custodiados y preservados convenientemente.
Desde el año 2003 se dota de personal a media jornada, hasta que en 2008 comienza a gestionarse a jornada completa por el actual archivero José Ortiz García. Durante este periodo también se consigue el pequeño fondo de la fábrica aceitera de Francés y Cia. donado tras la demolición de la antigua almazara de la C/ Cervantes.
Recientemente con el traslado de las oficinas de la Mancomunidad del alto Guadalquivir, el Ayuntamiento está pensando en la ampliación de sus dependencias, en la ubicación de la biblioteca auxiliar (donde existe una gran cantidad de tomos de legislación desde la primera mitad del siglo XIX) y sala de investigadores.